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Estilo de vida

Cómo el ‘slow work’ hace que una empresa sea más productiva

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Una creencia que se ha popularizado en las empresas es que mientras más rápido hacemos las cosas mejor. Vivimos en un mundo acelerado, todo lo queremos para ya y si nos demoramos demasiado podríamos llegar a la conclusión de que no somos eficientes.

Esta forma de pensar, lejos de lo que muchos consideran, nos ha convertido en trabajadores mecánicos, cansados, estresados, agobiados y menos productivos. Si realmente quieres hacer un cambio destacado te invitamos a leer cómo el slow work hace que una empresa sea más productiva.

Una filosofía inteligente

Una filosofía muy inteligente que consigue transformar la manera de realizar las cosas en cualquier empresa es el slow work. Literalmente significa trabajo lento. ¿Cómo trabajar despacio puede incrementar la productividad empresarial? Hagamos una pausa para descubrir la respuesta enseguida.

El slow work está basado en el concepto de desacelerar, en otras palabras, ejecutar las tareas poco a poco. Esto implica prestar atención a los detalles para generar un trabajo de mayor calidad. Cuando lo aplicamos, el estrés se reduce considerablemente y conseguimos un mejor desempeño.

Resulta que si somos más selectivos e invertimos nuestro tiempo en aquello que realmente se necesita, los resultados serán completamente diferentes. Querer hacer todo a la vez suele ser contraproducente y nos lleva a una extensa lista de tareas inconclusas.

Una distribución acertada de las actividades favorece la correcta administración del tiempo. Cuando nos planificamos podemos centrar nuestra atención en algo específico hasta el punto de concluirlo satisfactoriamente.

Los trabajadores enfocados son más creativos, trabajan tranquilos y su rendimiento se incrementa de manera considerable. El agotamiento laboral desaparece y se sienten más felices. Muestran interés por su crecimiento profesional y desarrollo personal. Están motivados y al final del día son más productivos.

Aumentar la productividad empresarial a través del slow work

A través del slow work ahora es posible conseguir un equilibrio saludable entre la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y el incremento de la productividad empresarial. Para esto, será necesario tener en cuenta los aspectos que se desarrollarán a continuación.

Planificar, organizar y priorizar

Conviene analizar y definir cuáles son nuestros objetivos. Realicemos preguntas reveladoras como ¿a dónde queremos llegar?, ¿de qué forma pensamos conseguir ciertas metas?, ¿podemos diseñar una o varias maneras de ejecutar las tareas? Establecer un plan es una acción obligatoria.

Una vez que hemos definido tales cuestiones estaremos preparados para realizar la respectiva lista de actividades. Se recomienda organizarlas y clasificarlas oportunamente según su prioridad. Siempre empecemos por lo más importante y urgente, a estas debemos prestar atención inmediata.

Asimismo, no perdamos de vista aquello que no es tan urgente, aquí podemos planificar para llevarlas a cabo en determinado espacio de tiempo. Posteriormente, sigamos con las urgentes pero no tan importantes, en este caso, casi siempre resulta muy práctico delegar.

Cabe destacar que en ocasiones esquematizamos en nuestra lista de pendientes ciertas actividades “por hacer” que no tienen ninguna importancia o urgencia. Evaluemos si merecen un lugar o si no procedamos a descartarlas de manera definitiva.

Evitar la velocidad y la modalidad multitarea

Suele ser muy agotador llevar a cabo actividades apresuradas o a máxima velocidad. Desde que nos levantamos tenemos tantas cosas en mente que si no nos organizamos en muy poco tiempo nos sentimos cansados y sin ánimos de continuar.

Los trabajadores estresados por lo general tienen un rendimiento deficiente y no consiguen los resultados esperados. Funciona muy bien apartar un momento para analizar las cosas y organizar un tiempo prudencial para efectuarlas, sin demasiada prisa.

Por otro lado, atender varias cosas simultáneamente aumenta las probabilidades de que algo no salga bien. Esto también aplica cuando empezamos una tarea y por cualquier razón lo dejamos a medias para efectuar otra. El resultado es que se pierde tiempo valioso entre hacer una y retomar la otra.

Una idea planteada por muchos empresarios es que todos tenemos que hacer de todo. Esto puede convertirse en un arma de doble filo. Vale preguntar ¿si todos los trabajadores hacen todo quién asume la responsabilidad de determinado proceso? El apoyo entre compañeros es una cosa y la designación de funciones es otra muy distinta.

Lo que sí está claro es que cuando centramos nuestra energía en una sola actividad y la ejecutamos a un ritmo moderado notaremos un incremento notable de la productividad.

Los descansos son tan importantes como el trabajo

Los seres humanos no somos robots y necesitamos realizar pausas durante la jornada. Esta es una manera muy práctica de aumentar el rendimiento laboral y disparar la productividad. Sin el descanso adecuado el agotamiento se hará evidente.

Según la naturaleza del trabajo, se sugiere programar descansos cada cierto tiempo. Esto repercute beneficiosamente a favor de la concentración. Después de unos cuantos minutos volvemos con más fuerza, menos ansiedad y energías recargadas.

En este particular, desconectarnos al término de cada jornada es especialmente recomendable para mantenernos saludables desde el punto de vista físico y emocional. Pasar tiempo en familia, realizar actividades placenteras o cualquier otra que repercute en nuestro bienestar.

Cuando establecemos horarios y límites cuidamos de nosotros. Retornamos al trabajo con mayor ánimo y buena disposición.

Ventajas de aplicar el slow work

Aplicar correctamente el slow work redunda en múltiples beneficios para todos los involucrados. A continuación, te mostraremos los más sobresalientes.

  • Tener claridad sobre la meta nos aporta seguridad. Cada miembro del equipo de colaboradores tiene claro lo que hace. Están bien establecidas las funciones y focalizan su tiempo en las tareas que han sido asignadas. El trabajo cobra sentido.
  • En caso de que surjan inconvenientes, tenemos bien definidas las estrategias a aplicar. Esto resulta especialmente valioso para impedir que se produzca una interrupción en los procesos. La idea es que todas las tareas transcurran satisfactoriamente y sin contratiempos.
  • A través del slow work podemos diseñar un sistema de trabajo flexible, fluido y adaptado a las necesidades corporativas.
  • Las jornadas laborales transcurren con total normalidad, son agradables y productivas. Se mantiene un orden y secuencia en el trabajo.
  • La improvisación desaparece. Somos capaces de trabajar de manera estructurada y alineada con los objetivos trazados.